Espítitu de barrio

Las mujeres no sólo podían, sino que debían estudiar, la universidad ya no era sólo para conseguir marido, las faldas se acortaron cada vez más y el martirio de los corsés dio paso a la comodidad de los trajes sueltos, tipo charleston.


Algo que siempre ha pertenecido al barrio es justamente ese espíritu de barrio, en donde todo se concentra alrededor de la plaza: las casas de las familias más importantes, la botica, la pastelería (en singular porque sólo existía una de cada cosa) y el teatro Alcázar, lugar de encuentro de jóvenes sobre todo desde la inauguración de un Cabaret en la terraza del teatro.

Hacia 1940 las grandes casas y mansiones fueron abandonadas por la clase alta, la que emigró hacia sectores menos poblados como Providencia y Ñuñoa. Al ser tan grandes eran imposibles de mantener con el sueldo de un trabajador, por lo que se transformaron en pensión para estudiantes de provincia.


Fuente: Cultura Urbana de Tribu.cl
Fotografías Valentina Capó